El profesor Casal es un académico honrado con amplias y justas credenciales en el dominio universitario del país. Especialista en Derecho Constitucional. La lucha política no le es ajena por su genealogía familiar. Su aceptación como presidente de la Comisión Nacional de Primaria es una demostración de coraje y compromiso democrático. Es mi deseo personal que salga bien librado de este laberinto.

Se metió en una jaula de leones. Tanto por la muralla del oficialismo, rebosante de arbitrariedad y mala fe, como por la titánica tarea de ensamblar y llevar adelante un proceso erizado de dificultades, que provienen de buena parte de la oposición política. 

Imagino que las presiones deben ser muy intensas, y cómo sé que es creyente, no le faltará su oración para salir adelante.

Dicho ésto, me siento obligado a afirmar que su emprendimiento, en conjunto de sus compañeros de Comisión, desde el principio, ha sido muy difícil o casi imposible. 

En teoría, la labor de la Comisión podía tener sentido. Pero con el control férreo del poder, por parte de una hegemonía despótica, ese sentido se difumina.

Además, los intereses de algunos factores de «oposición» no están alineados con la superación de la hegemonía, sino con un continuismo que permita la «cohabitación», lo que en criollo se llama conchupancia.

En la práctica, sin embargo, me cuesta mucho entender la viabilidad de unas 

primarias como camino para unificar, movilizar y alcanzar la meta planteada. Ojalá y éste equivocado. 

Son muchas las interrogantes que ensombrecen el panorama. Acaso la más notoria, es el tema de las llamadas inhabilitaciones, que en verdad lo que inhabilitan es la fachada seudo democrática del poder establecido.

Créame profesor Casal que respeto su entereza. Pase lo que pase, en mi tiene un amigo.

Por: Fernando Luis Egaña

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