Los grifos de los hogares valeranos no llevan el vital liquido. “No hay para lavar los platos, mucho menos para cocinar”, afirma una ama de casa residente del sector La Plata. Desde siempre esta ha sido una lenta y tortuosa agonía que sufren muchos municipios de Trujillo. Ella y sus vecinos de la calle Buenos Aires se unieron para comprar un camión cisterna, todo debido a un sistema de suministro inmerso desde hace décadas en una crisis permanente. A partir de este lunes y por cuatro días, un corte de agua masivo trae nuevamente la escasez tan bien conocida por sus habitantes. Un recordatorio de las consecuencias de malas políticas y la desinversión.
No es posible que en muchas comunidades la falta del agua sea ya un factor predominante en el desenvolvimiento normal de los trujillanos. Sin embargo, y sin información oficial la falla «esta vez» se debe a las fluctuaciones eléctricas ocurridas este miércoles y que afectaron el sistema de bombeo que sirve a los municipios Valera y Carvajal.
Mientras tanto las personas se valen de cualquier medio para poder llevar a sus hogares o negocios este importante y vital liquido, sea comprando camiones cisternas a precios superiores a los 20 dólares, botellones de agua mineral o simplemente que algún organismo del Estado les surta a públicos y privados como se aprecia en la fotografía cortesía de un valerano que dice tener más de 15 días sin suministro por parte de la empresa Hidroandes.