A doce puntos de la Liga de Campeones en la Serie A, lastrado por la sanción que lo relegó a posiciones menores, la Liga Europa surge como un objetivo único para el Juventus, que doblegó en el partido de ida de los octavos de final al Friburgo, al que aplacó, dominó y venció con un testarazo de Ángel Di María que no garantiza más que una ventaja mínima para la vuelta en una semana en Alemania.

El cabezazo del campeón del mundo argentino recompensó al conjunto italiano, que propuso e hizo mucho más que su adversario para apuntarse la victoria en la ida en el estadio Juventus, por fútbol, por ambición y por ocasiones, con el susto de un gol anulado a su rival por el VAR y en medio de otra polémica en torno a Paul Pogba, desconvocado de la lista inicial para el encuentro como castigo por llegar tarde a la concentración.

El Juventus fue mejor. Sin alardes, sin una cantidad apabullante de oportunidades, sin una superioridad tan patente como para ganar por más de un gol, pero generó todo lo que ocurrió en ataque en el primer tiempo y prácticamente todo lo que sucedió sobre cualquiera de las dos porterías en el segundo, aunque tan solo acertó en una ocasión.

Entre otras circunstancias, por las paradas de Flekken en el primer acto. Fue la oposición má firme y visible frente al Juventus. Sin él, el marcador al descanso habría reflejado ya la diferencia que desprendió el terreno de juego. Sus paradas a un remate de Rabiot, a un lanzamiento de falta de Cuadrado, a otro tiro del internacional colombiano o a un intento de Vlahovic, demasiado centrado en su remate, dieron protagonismo a la figura del portero.

No alcanzó, sin embargo, al cabezazo de manual de Di María, que conectó con la testa el perfecto centro de Kostic en el minuto 52. Tan concluyente uno como otro para poner en ventaja al equipo italiano, que había sufrido mucho antes, aún en la primera parte, la lesión de Álex Sandro, reemplazado por Bonucci; el único sobresalto hasta entonces, porque el Friburgo ni había tirado ni había reclamado ninguna intervención de Szczesny.

Una decena de remates había contado ya el Juventus, incluido el gol, cuando, de repente, el Friburgo marcó un gol apenas de la nada, con un remate a la media vuelta de Höler, invalidado por el VAR por una claro mano previa de Ginter sin la que nada habría sido igual para el desenlace de la volea de su compañero. El único tiro del bloque alemán. Un susto para el Juventus, que aguantó el 1-0 con once que eran diez, porque Chiesa aguantó lesionado.Fuente EFE

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