Tal como Rusia lo anunció, este 23 de septiembre iniciaron los referendos en territorios ucranianos invadidos. La intención del gobierno de Vladímir Putin es que los resultados sean a favor de la adhesión para terminar de apoderarse de la franja sureste de Ucrania. Es su objetivo inmediato tras haber tenido que renunciar a la toma de Kiev cuando comenzó la guerra.

Pero la consulta de Putin carece de reconocimiento internacional. Aunque poco le importe al mandatario ruso la opinión de otros países u organizaciones, lo cierto es que la posición de gobiernos occidentales es importante porque eso se traduce en consecuencias económicas. Desde la OTAN hasta el G7 rechazan los referendos organizados por Rusia y los tildan de «falsos».

Las regiones de Jersón y Zaporiyia, así como Lugansk y Donetsk, en el Donbás, son las que están en disputa en este referendo. Es decir, 18 % del territorio ucraniano. Sus habitantes pueden votar desde sus casas o lugares públicos y autobuses. Por supuesto, Moscú espera una victoria, al punto que publicó una encuesta donde «97 % de los consultados» supuestamente votará a favor de la adhesión.

Si Putin alcanza la adhesión, cualquier acción del ejército ucraniano en esos territorios podría ser tildado como «ataque» contra Rusia y servir para elevar el conflicto. Ahí está la jugada del mandatario.

A electores «les apuntan con un arma»

Suiza, Alemania, Estados Unidos, Francia, así como el G7 y la Unión Europea rechazan los referendos organizados por Rusia. El gobierno suizo recordó que son «consultas contrarias al derecho internacional», ya que Moscú carece de soberanía sobre los territorios ocupados. Por ese motivo la organización de plebiscitos viola la Constitución de Ucrania y los resultados no serán reconocidos.

Para la ministra alemana de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, son «todo lo contrario a una elección», en que se lleva a la población a votar «literalmente apuntándoles con un arma».

La funcionaria no se equivoca. Las autoridades prorrusas en Jersón, Zaporiyia y el Donbás presionan con el ejército para que residentes voten desde sus casas. La excusa es que así evitan «provocaciones» ucranianas en puntos dispuestos para los comicios. «Partimos de que la seguridad está garantizada al nivel requerido», dijo el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, de acuerdo con la agencia EFE. Medios rusos publicaron videos de soldados yendo de puerta en puerta.

El Grupo de los Siete (G7) conformado por Italia, Japón, Canadá, Alemania, Reino Unido, Francia y EE. UU. también se unió a las voces para «nunca» reconocer los «falsos referendos». A esa aseveración le añadieron el rechazo por la «movilización parcial» de reservistas ordenada por Putin, que provocó la huida en masa de hombres rusos.

Putin no debe cantar victoria

Un punto destacable es que Rusia no controla la totalidad de los cuatro territorios. Por eso se habla de que su invasión es parcial. Esa situación podría beneficiar al ejército ucraniano.

De hecho el responsable del Estado Mayor militar ucraniano, Oleksii Gromov, anunció la recuperación de la localidad de Yatskivka, en Donetsk. El logro forma parte de la contraofensiva que ha llevado a Kiev a recuperar en los últimos días zonas equivalentes al tamaño de Londres.

Además de eso, se suman nuevas restricciones internacionales contra Rusia. Por ejemplo, Finlandia anunció que bloqueará todos los visados rusos en calidad de turistas. Por otro lado, el reciente intercambio de prisioneros ucranianos está dejando ver los horrores que sufrieron en las celdas a manos de torturados. Los relatos y las imágenes del estado de esos soldados posiblemente engrosen el expediente de abusos contra los derechos humanos que ya pesan sobre el gobierno de Putin en instancias internacionales. Panam Post

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