Carlos Sainz ha vuelto a hacer historia en la F1, con la victoria en el GP de Singapur, la segunda de su carrera deportiva y la 34ª para España, un año después de la primera en Silverstone. El madrileño fue líder de principio a fin, gestionando una carrera táctica de forma magistral, y batiendo a Lando Norris y a Lewis Hamilton, que le acompañaron en el podio.

Lejos de venirse abajo con el ataque final de los Mercedes, que pusieron gomas medias nuevas a falta de 8 vueltas para el final, Sainz mantuvo la cabeza fría y le dio DRS a Norris, su antiguo compañero, para contener el aluvión de Russell (acabó en el muro) y el heptacampeón del mundo. Una gestión inteligente y de dominador de la categoría, haciendo buena una táctica impecable de Ferrari.

Sainz contó, por primera vez, con la ayuda de un Charles Leclerc (4º), que fue sacrificado esta vez por Ferrari (saliendo con gomas blandas) y que pasó a Russell de inicio para darle al 55 la manija de la carrera en el primer stint. Las órdenes funcionaron esta vez a favor de Carlos, algo que honra a Ferrari, por darle la oportunidad de ganar a su piloto más rápido, aunque no sea el preferido de la casa. Recuperan así el crédito que no se vio en Monza, cuando el monegasco atacó su compañero para intentar quitarle un podio que Carlos ya se había ganado. Parece que ha habido golpe en la mesa de Fred Vasseur para poner orden. A este paso, el galo se va convertir a la causa del español a marchas forzadas.

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