Su lucha por encontrar justicia no esperó, las redes sociales fueron su trinchera. El mismo día que enterró a su hermano, el martes 12 de julio, Adriana Mayor compartió un «En vivo» en Instagram en el espacio Adiestramiento Legal.

Allí ofreció detalles de cómo le arrebataron la vida a un hombre leal, solidario, amigo, buen hijo y al mejor papá que haya conocido. Fue a las 12:45 p. m., del viernes 8 de julio.

José Antonio acudió a una villa residencial frente al «North Center», en Fuerzas Armadas, para entregar unas herramientas prestadas. Un amigo lo acompañaba, pero lo esperó al otro extremo de la calle.

Ese día un tramo de la vía estaba cerrado, el otro funcionaba en doble sentido. José Antonio atravesó el primer trecho, pero al intentar pasar el siguiente sobrevino la desgracia.

Su hermana dijo que tenían dos versiones de lo que pudo pasar: la primera, que un chofer se detuvo y le dió paso, pero el conductor de atrás quiso sobrepasarlo y ahí lo arrollaron. Y la segunda, que él sólo miró hacia un lado de la carretera por «inercia», sin recordar que había una doble vía.

Ocurrió la tragedia. Su amigo quedó atónito, en segundos escuchó el golpe y lo vio tirado en el pavimento.

El tráfico se detuvo en ambos lados. Una médico salió de la nada e inmovilizó su cuello con cartones. Entre varios lo montaron en un patrulla del Cpez, para trasladarlo al Hospital Universitario.

José Antonio luchó por su vida. Respiró sólo por cinco horas mientras le ubicaban una UCI, perdió 2.5 litros de sangre por la hemorragia interna y aguantó una operación de alto riesgo, que incluso tuvo que ser autorizada por su madre de 70 años. Sin embargo, no superó un infarto.

Los cabos sueltos

No hay crimen perfecto. Un pedazo de parachoque del Honda gris quedó como evidencia en la carretera.

Además, el amigo que acompañaba a José Antonio se convertiría en el principal testigo ocular de aquella huida, que por algún motivo ejecutó el chofer desconocido.

Él aportaría después el modelo del carro y el color, un Honda Civic gris, que luego sería corroborado con las imágenes de las cámaras de seguridad de las villas, de donde José Antonio salió y a la que se dirigió para entregar las herramientas.

Por si fuera poco, la ruta de escape que tomó (hasta ese entonces el conductor desconocido) también quedó registrada: se dirigía en sentido Enne-Colegio Los Robles, y justo allí cruzó a la derecha –luego del arrollamiento– donde muchas casas tenían videovigilancia.

Con información de Versión Final  

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