El Ángel del Señor, se apareció en un sueño a José y le dijo “Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te diga, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”.
Ante el fracaso de la comunidad internacional para garantizar las condiciones de seguridad, bienestar, el derecho a la vida y disfrute pleno de los derechos humanos de todas las personas en sus respectivas patrias, la Iglesia Católica plantea que es necesario recordar a los jefes de gobierno de todo el mundo que la emigración de todo tipo pero especialmente la de quienes huyen de la Guerra y la persecución, el hambre y las penurias económicas, es una señal del fracaso de la comunidad internacional.
LA DECLARACION DE LOS OBISPOS CATOLICOS DE ESTADOS UNIDOS, en relación a la inmigración señala: “La resolución final de los problemas asociados con la migración forzada y la inmigración ilegal radica en cambiar las condiciones que mueven a las personas a dejar sus países de origen. En consecuencia, urgimos a los gobiernos del mundo, particularmente a nuestro propio gobierno, a promover una paz justa en los países que se encuentran en Guerra, a proteger los derechos humanos en los países que los nieguen y a fomentar el desarrollo económico de los países que no pueden promover a sus propios pueblos.
Urgimos también a los gobiernos de los países “receptores” a acoger a estos inmigrantes, atender sus necesidades inmediatas y posibilitarles hacerse autosuficientes lo más pronto posible”
La Iglesia Católica consecuente con el legado migratorio de la Sagrada Familia de Jesús, María y Jose, ha mantenido siempre un gran interés por la inmigración, se ha hecho presente en todos los lugares del mundo donde hay migrantes, inmigrantes y refugiados, para tenderles la mano, defendiendo sus derechos, buscando solución a sus problemas.
La Iglesia Católica, hace actualmente, lo que debería hacer la Organización de las Naciones Unidas ( O.N.U), La Organización de los Estados Americanos (O.E.A) y los Estados, en cuanto a la protección y ayuda a los emigrantes.
En Darién, en los refugios de Panamá, en Río Bravo, del lado Mexicano, y, del lado de los Estados Unidos, allí, están presentes los equipos integrados por sacerdotes, religiosas, seglares comprometidos, todos realizando un trabajo de ayuda humanitaria discreto, silencioso y efectivo.
Del lado de Reynosa, Matamoros, Río Bravo Tamaulipas, México. En el valle de Río Grande, donde están ubicadas las ciudades de McAllen, Mission, San Juan, Pharr, Edinburg, al sur de Texas, Estados Unidos, área caracterizada por dos elementos fundamentales, población mayoritariamente de habla hispana, y, servidumbre de paso para la gran cantidad de inmigrantes que entran a los Estados Unidos por esa zona. Allí en la Basílica de “Nuestra Señora de San Juan del Valle”, dentro de sus instalaciones, opera un equipo de religiosos, religiosas y abogados, que atienden gratuitamente a los inmigrantes, les proveen de albergue, alimentación y trámite de documentos entre otros servicios. Es muy importante destacar que en todas las parroquias de los estados fronterizos de Estados Unidos como Houston y sur de Texas, California, y otros como en Chicago, Illinois, las parroquias tienen programas permanentes de asistencia al inmigrante.
Me atrevo a decir, sin ser experto en el tema, que, además de la fe, el fervor y devoción con el que asisten los miles de inmigrantes a los oficios religiosos se debe en parte, a la solidaridad Cristiana recibida, y que ha sido la iglesia, la que les ha tendido la mano en su incorporación e integración dentro de la Sociedad de los Estados Unidos.
Articulo de José Jesús Delgado A.