En la memoria colectiva de la población de La Cejita, parroquia Antonio Nicolás Briceño, municipio San Rafael de Carvajal, en el estado Trujillo, resuena aún la historia de un joven que se convirtió en un ícono del voleibol trujillano, Jesús Enrique Guillén Villegas, más conocido como «Cuchita». Nació el 18 de abril de 1957. Hijo de Eloína Villegas de Guillén (+) y Ulises Guillén (+), y una familia numerosa, compuesta por ocho hermanos, Hilda, Ulises (+), Margarita (+), Rafael, Teo, Nancy, Rosa y Leonardo. Inició su pasión por el deporte en su niñez, desde aproximadamente los años 1963 a 1969, en la Escuela «Julio Sánchez Vivas».

Allí, comenzó a desempeñarse en el puesto 4 y como primer remate, demostrando su talento en el voleibol, su gran pasión. Posteriormente, cursó sus estudios en el Liceo «Antonio Nicolás Briceño» en la Etapa Básica y en el Liceo «Rafael Rangel» de Valera en la Etapa Diversificada, donde obtuvo el título de Bachiller en Humanidades. Jesús Enrique, representó a la Escuela «Julio Sánchez Vivas», a su parroquia y luego al municipio San Rafael de Carvajal en la disciplina del voleibol, demostrando su compromiso con el deporte y convirtiéndose en un referente en su comunidad.

Sus pasos iniciales en el deporte giraron en torno a un sueño forjado en la cancha de la Escuela «Julio Sánchez Vivas», donde la pasión y el compromiso lo llevaron a convertirse en un referente del voleibol trujillano. Desde sus primeros años, en la década de 1960, cuando la trama de su vida apenas comenzaba a entrelazarse con la red de voleibol, Guillén Villegas mostró destrezas naturales que lo catapultaron en la cancha. En aquellos días, sus remates eran como rayos que atravesaban el aire, majestuosos y cargados de fuerza. En el puesto 4, una posición clave en el voleibol, donde el atacante debe ser veloz, ágil y preciso, Jesús, comenzó a forjar su legado. La habilidad de su primer remate no era solo una mera acción; era el reflejo de su dedicación y su deseo de destacar en cada juego.

A medida que recorría su camino deportivo, las victorias comenzaron a acumularse. En 1969, representó a la Escuela «Julio Sanchez Vivas» donde fueron campeones de los Juegos Escolares. 1971, Campeones Estadales Interliceistas representando al Liceo «Antonio Nicolás Briceño» de Valera. En 1973-1974 quedaron Campeones Estadales con el Liceo «Rafael Rangel. En 1975, Campeones Regionales Juveniles en el estado Mérida. También en 1975 fue Medalla de Bronce en los II Juegos Juveniles Estudiantiles (C.O.N.E.F.I.D.E) en San Cristóbal, estado Táchira. De igual forma participó en los Juegos Nacionales Juveniles en Cumaná, estado Sucre en representación de los colores de Trujillo. Luego participó en los Juegos Nacionales de Mayores en La Asunción estado Nueva Esparta, entre muchos otros.

En 1969, cuando su equipo conquistó los Juegos Escolares, el júbilo tuvo un eco que resonó en cada rincón de su parroquia. Fue un momento decisivo que encendió su deseo inquebrantable de dejar una huella en el voleibol. Posteriormente, cada campeonato local, parroquial, regional o nacional, se convirtieron en una oportunidad más para brillar, respaldado por entrenadores renombrados como Efrén Torres Daboin, Alfredo Villasmizar, Hermani Albarrán (+), al igual que muchos otros, quienes lo guiaron con maestría y pasión.

Entre 1971 y 1975, «Cuchita», se adjudicó títulos en diversas competencias, campeonatos estadales, regionales y medallas en Juegos Nacionales. Cada triunfo proporcionaba una plataforma para mostrar su destreza en un rol que exigía no solo fuerza, sino también astucia y sincronización. El primer remate, siempre bien ejecutado, enviaba un mensaje claro a los rivales. La Cejita estaba representada por un jugador que era, sin duda, un titán en su posición.

Fue en ese contexto de férrea competencia donde su nombre se hizo un símbolo, un abanderado de la época dorada del voleibol trujillano. El sonido de sus potentes remates arriba en la red, mientras sus compañeros aclamaban, creaban un ambiente electrizante que alimentaba el espíritu del juego. Al mirarlo jugar, era imposible no notar cómo sus pies danzaban en la cancha, llevando una combinación de fuerza y gracia, típicas de un verdadero atleta.

Cada partido era un nuevo escenario, y cada competencia se convirtió en la historia de un guerrero. Jesús Guillén, no solo defendió a sus equipos en los cuales formó parte; sino que defendió un legado que acondicionó el voleibol en la región. Esa era su meta: elevar el nombre de su pueblo, su municipio y su estado en el ámbito nacional. Su dedicación a la Selección de Juveniles y Mayores fue una clara manifestación de su deseo de ser parte de la grandeza.

A lo largo de su carrera, destacó la camaradería forjada en la cancha. Amigos y profesores, como Nelson Rojas (+) y Antonio Rodríguez Viloria (+), quienes también dejaron huellas imborrables en el deporte, se convirtieron en pilares de su vida deportiva. A través de las risas, las victorias y las lágrimas, los lazos que construyeron eran cada vez más fuertes, formando un círculo que celebraba el voleibol en todas sus formas.

La evolución del voleibol en Trujillo no solo depende de los logros individuales, sino de la pasión compartida de hombres como Jesús Enrique Guillén Villegas. Su legado trasciende más allá de las canchas; es una invitación a recordar que, aun en los años dorados, siempre hay alguien dispuesto a levantar el balón y hacer el primer remate, una y otra vez.

Hoy, los relatos de Jesús, su proeza en el puesto 4 y ese primer remate cuya potencia aún se siente en el aire, continúan resonando en el corazón de cada jóven cejitense y trujillano que sueña con alcanzar la grandeza en el voleibol. Mientras el eco de sus pasos aún recorre el recuerdo de aquellas canchas, Guillén, sigue siendo un faro inspirador para las futuras generaciones de atletas que, como él, buscaron alcanzar los cielos a través de su pasión por el deporte. Actualmente, Jesús Guillén «Cuchita» es un miembro activo de la Fundación «Glorias y Amigos del Voleibol Trujillano», una entidad que preside en el estado, Salvador Morillo, y que reúne a destacados valores de esta disciplina deportiva. Honor a quien honor merece!

** Por Marcos Montilla

** Abogado, columnista y ex alcalde de Carvajal

VOLEIBOL DE ANTAÑO
Leyendas trujillanas que marcaron historia

Fundación «Glorias y Amigos del Voleibol Trujillano»

LeyendasTrujillanas

VoleibolDeAntaño

GloriasDeportivas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.