La vía por donde circula casi el 20% del petróleo mundial, podría ser cerrada por Irán en represalia a los ataques israelíes. La amenaza agita los mercados y eleva los temores de una crisis energética global, con precios del crudo ya reaccionando al alza ante la creciente tensión geopolítica.

La posibilidad de que Irán cierre el estratégico estrecho de Ormuz ha encendido las alarmas en los mercados energéticos globales. La preocupación creció luego de que una fuente del Gobierno iraní advirtiera que Teherán evalúa interrumpir el tránsito por esta vital ruta marítima en respuesta a los recientes ataques de Israel, intensificados desde el viernes 13 de junio y que podrían escalar más allá del plano militar.

El estrecho de Ormuz, de apenas 55 kilómetros de ancho en su punto más angosto, es considerado por la Administración de Información Energética de Estados Unidos «el punto de estrangulamiento petrolero más importante del mundo».

En este punto se conecta el golfo Pérsico con el golfo de Omán y el mar Arábigo y a través de él transitan diariamente unos 19 millones de barriles de crudo, lo que representa cerca del 20% de la demanda de petróleo líquido mundial, de ese volumen, más del 70% se dirige hacia Asia, con China, India y Japón como principales destinos.

La preocupación se multiplica dado que Irán no es un actor menor en el tablero energético: el país persa posee la segunda mayor reserva de gas natural del mundo y la tercera mayor de petróleo, solo detrás de Venezuela y Arabia Saudita.

Además, es el quinto mayor productor global de petróleo, con exportaciones diarias que oscilan entre 1,5 y 2 millones de barriles, en su mayoría destinados a China, la segunda economía del planeta.

Por ello, un eventual cierre, incluso solo por algunas horas, impactaría de forma directa en los precios del crudo.

Como ejemplo de la zozobra y el efecto de la inestabilidad en Medio Oriente, los precios también se movían en una senda de indecisión: el barril de WTI, referencia estadounidense, subía un 1,4% hasta los 72,8 dólares hacia las 00.00 GMT del martes, mientras que el crudo Brent europeo retrocedía un 1,3% hasta los 73,2 dólares.

No obstante, algunos analistas advierten que un cierre prolongado podría hacer que el petróleo se dispare y supere los 100 dólares por barril.

El banco Goldman Sachs advierte que un escenario de riesgo extremo podría llevar el Brent incluso hasta los 120 dólares, si se interrumpiera el tránsito energético de forma significativa, pues ante la posible escasez de este suministro y con una alta demanda sostenida, los precios del mismo se dispararían.

Y aunque existen oleoductos alternativos que permiten a países como Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos e Irán sortear parcialmente el paso por Ormuz y no depender 100% del suministro marítimo, su capacidad es limitada, por lo que la afectación también podría recaer sobre los mismos persas.

La Agencia Internacional de la Energía (AIE) estima que solo 4,2 millones de barriles diarios pueden desviarse por rutas terrestres, una cifra que cubre apenas una cuarta parte del flujo habitual por el estrecho.

Los analistas coinciden en que la mera amenaza de cierre ya basta para introducir una alarma de riesgo geopolítico sustancial en los precios del crudo.

El peligro de que el conflicto entre Irán e Israel desemboque en una crisis energética global es real. Aunque expertos dudan de que Teherán opte por un cierre total del estrecho y, en cambio, solo tenga capacidad para un bloqueo temporal, la decisión iría en contra de las normas internacionales que catalogan a Ormuz como una artería de tránsito global que beneficia a muchos países.

Fuente: France 24

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