240 años se cumplen este 24 de julio, del nacimiento en Caracas de Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Ponte y Palacios Blanco, el latinoamericano más importante de la historia, que liberó seis naciones, incluyendo la suya, Venezuela.

En todo este tiempo mucho se ha escrito sobre la vida de este ilustre personaje que recibió el título de Libertador en 1813, y que murió prácticamente solo en Colombia en 1830, pero esa vez recogimos la opinión sobre su figura, de los historiadores Fernando Falcón y Luis Heraclio Medina.

Falcón, doctor en en Ciencias Políticas y vicepresidente de la Academia de la Historia del Estado Carabobo, refiere que Simón Bolívar nació en cuna de oro, pero sin padres que lo vieran crecer.

La vida lo dotó de una voluntad de hierro desde el principio. Formado como militar en el batallón de Milicias Disciplinadas de Blancos de los Valles de Aragua, fue a Europa a formarse  y regresó con un amor que te diera el calor de hogar que nunca tuvo, pero hasta eso lo perdió con rapidez, pues el destino le deparaba otras cosas.

En escrito dirigido a Bolívar, comenta que “Regresaste a Europa y volviste, después de viajes y vivencias, enamorado de la libertad y la gloria. Y  en pos de la libertad y la gloria emprendiste el camino de las armas para lograr conquistarlas”.

Refiere que después de nueve años de combates, con la pluma y con la espada, Bolívar tuvo el sueño de Colombia, una nación grande y poderosa que, asomada a los dos océanos, diera a los hispanoamericanos razones para el orgullo de ese nuevo género humano,” como una vez nos bautizaras”.

Señala que con un pueblo armado y de distintos tonos de piel, desde Cumaná hasta el Cuzco, desde el Orinoco hasta Bolivia, su hija dilecta, Bolívar dio una ilusión de grandeza que no pasó de allí.

Eran los tiempos de los congresos de Viena y de Troppau, de la Santa Alianza, del predominio de Inglaterra, de la incomprensión acerca del deber de la estabilidad por encima de los localismos y el Libertador pudo dejar su obra, su impronta y su ejemplo.

Falcón califica el pensamiento de Bolívar como el de un ilustrado de finales del siglo XVIII y principios del XIX, enciclopédico, metódico y práctico.

“No fuiste pensador original en ningún campo pero tomaste lo mejor del pensamiento político, social y militar para aplicarlo a esa realidad americana que sabías distinta, que pensabas diferente. La estabilidad de tu obra fue tu gran obsesión y tu único fracaso. No pudiste”.

Agrega que su pensamiento político, republicano, sin duda alguna, buscó siempre la estabilidad como norte, y osciló entre los distintos modelos republicanos para hacer ciudadanos libres y virtuosos que permitiesen consolidar esa forma política, y avanzar luego a un verdadero gobierno popular representativo, como entonces se denominaba lo que hoy conocemos como democracia.

Su obra militar te coloca al lado de los grandes capitanes de la Historia. La velocidad de las marchas su golpe de vista táctico, su capacidad de reorganizarte en la derrota y su sentido de la aproximación indirecta, hacen esa trayectoria digna de estudio e imitación.

“Eso bastaría para tu grandeza pero, aún con tu cadáver sin enfriar, tirios y troyanos, desde entonces, han tratado de apoderarse de tu herencia”.

Estima que el nombre de Bolívar, desde entonces ha servido para cualquier barbaridad o bajeza, para justificar lo injustificable, para sacar de contexto tus frases o reflexiones. Para convertir en mitos extravagantes, arbitrariedades o complejos revanchistas la esencia de su pensamiento.

“¿Para qué nombrarlos, Simón, si todos los conocemos?  Unos construyeron estatuas, otros mausoleos y  hay quienes inventaron doctrinas con tu nombre para fundar factorías de enriquecimiento, en tu nombre, que moriste con una camisa prestada”.

Asegura que el nombre del Libertador, exaltado o vilipendiado, querido o aborrecido, especialmente quienes confunden tu obra con los abusos cometidos en tu nombre, no es indiferente a ningún venezolano, colombiano, ecuatoriano, peruano, boliviano, panameño o a quienes en el mundo suspiran por la libertad y la gloria como él suspiró.

En el cumpleaños número 240 de Simón Bolívar, Falcón desea que desaparezcan los caudillos que mal ponen su nombre, imitándolo en la forma pero jamás en el fondo. Que su obra se ponga en su justa dimensión, que no lo sigan endiosando, o deformando su obra.

“Que no te pongan laureles que no tienes, como si los necesitases. Que estudien al hombre, al más universal de los venezolanos, con sus virtudes y defectos, que seas espejo y no reflejo, que alguna vez te entiendan. Siempre amaste la libertad y la gloria, pero ellas siempre te amaron más a ti. Feliz cumpleaños, Simón José Antonio”.

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