Leí en  cierta  oportunidad que  el Ser Humano  hecho periodista, es decir, Ser pensante e inteligente es, sin duda,  el cotidiano vocero de los pueblos… Sus letras y sus opiniones son las voces de todos, las voces que piden justicia, las voces que dictan leyes, las voces que aciertan, las voces que yerran, y que por  la naturaleza misma de nuestra misión, el periodista tiene el más completo derecho a la libertad, pues libre es la razón humana a la cual los periodistas servimos para alcanzar su fin supremo como es la posesión de la verdad total, y son la diligencia, la exactitud, la honestidad, y la ética del periodismo  las que  abren caminos , descorren velos y educan sin límites…  Millones de hombres y mujeres de todos los rincones de la tierra  se hallarían imposibilitados para orientarse en la conquista de la verdad cabal y en la determinación de los senderos que han de seguir, si no tuvieran aunque fuese un pequeño espaldarazo de los periodistas, de los buenos periodistas que  accionan en torno a la ética y a su verdadero quehacer.

Lo importante del periodismo –debo decirlo-,  son las técnicas con que se maneje, técnicas   que deben estar orientadas al servicio de la verdad y para que estas sean más eficaces, debemos aplicarlas  hasta donde nos sea posible en todas nuestras acciones profesionales. La profesión de periodista no es un mero aditivo de nuestro ego, es vocación y apostolado, apostolado de la mano con la ética, pues insisto en que la ética, que no es otra cosa que la moral aplicada, es y tiene que ser la carta de presentación del periodista.

Coincido  por ende, en que el periodista necesariamente debe afianzarse en dos elementos fundamentales: le ética y la justicia, solo así podrá conjurar a quienes pretendan manipularlo, utilizarlo para la desinformación y para la tergiversación .Tenemos que ser los periodistas los propulsores genuinos de  un cambio real e imperecedero que trate de delinear la conducta pulcra del pueblo a quien se debe  fundamentalmente.

No debemos quedarnos en un periodismo de “saludo a la bandera”. No debemos quedarnos en el acartonado periodismo que frente a un micrófono o frente a una cámara de televisión o a un instrumento de las nuevas tecnologías,  carezca de elementos  de peso para liderar el debate y formar a los usuarios que día a día nos escuchan, nos leen,  nos ven y nos evalúan.  No;   debemos ser los promotores de un nuevo y mejor periodismo, serio y responsable comprometido con la ética y fiel a su doctrina. Tenemos que labrar un periodismo de mayor  calidad donde el debate de las ideas y del bienestar común sea la primera prioridad…

Tenemos que ser los constructores de un periodismo pulcro y combativo, sensato pero crítico, capaz de servir a los mejores intereses  de nuestro pueblo y su desarrollo. La capacidad de discernir y decidir,  deben ser la brújula que nos oriente en el aporte que como servidores vamos a dar a la humanidad.

Por: Jorge Briceño Carmona

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