El papa Francisco celebró este martes la última misa del 2024 en la basílica de San Pedro del Vaticano, donde envió su mensaje de Año Nuevo a todos los creyentes.
“Sí, la esperanza del mundo está en la fraternidad”, dijo el Papa en las primeras vísperas de la Solemnidad de María Santísima Madre de Dios, un acto solemne en el que se entonó un “Te Deum” de agradecimiento por la conclusión del año.
Su intervención estuvo a favor del cese de conflictos y la confianza en la fraternidad. “¿La esperanza de una humanidad fraterna es sólo un eslogan retórico o tiene una base sólida sobre la que construir algo estable y duradero?”, cuestionó.
Resaltó que “la esperanza de un mundo fraterno no es una ideología, no es un sistema económico, no es el progreso tecnológico”, sino que se trata del “hijo encarnado, enviado por el Padre para que todos podamos convertirnos en lo que somos: hijos del Padre que está en los Cielos, y por lo tanto, hermanos y hermanas, entre nosotros”.
El sumo pontífice también instó a los presentes a “caminar juntos, como peregrinos de esperanza, por el camino de la fraternidad”.
También hizo referencia a las preparaciones de este último año en la ciudad de Roma de cara al Jubileo, celebración que se alargará durante todo 2025 y que empezó el pasado 24 de diciembre. Esta festividad se celebra cada cuarto de siglo y ofrece la indulgencia de los pecados a los peregrinos que asisten a ella, que se espera que sean al menos 30 millones en los próximos doce meses.
“El año que termina ha sido muy exigente para la ciudad de Roma”, mencionó.
Según destacó, “los ciudadanos, peregrinos, turistas y todos los que estaban de paso han experimentado la típica etapa que precede a un Jubileo, con la multiplicación de obras grandes y pequeñas”.
Tras la misa, el pontífice salió a la plaza de San Pedro, donde visitó el pesebre expuesto en el lugar, cercano al árbol de Navidad, y saludó a cientos de fieles en la misma plaza.