En un ambiente impregnado de cálido sentimiento popular y participativo, cernido en una convivencia de palos, alegrías y bolas criollas, lleno de risas y anécdotas, los apreciados amigos bellavisteros de «pura cepa», Jorge «El pajaro» Suárez, Carlos Mendez y Salvador «Evando» Morillo, nos compartieron, tras la celebración de la misa del «Día del Gaitero» en la sagrada Capilla de «Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá», una narrativa que respira la esencia viva de la comunidad de la Urbanización Bella Vista de Valera.
Este relato honra la riqueza de la cultura, las costumbres y la tradición local, y nos muestra la belleza de la unión del pueblo en torno a eventos emblemáticos. Con entusiasmo, narraron con detalles la historia detrás del nacimiento del «Hallacazo Bellavistero», inspiración que permite unirme a un sinnúmero de destacados escritores y contribuir con crónicas locales a la difusión de los pormenores de este evento que ha reunido a lo largo de los años a resaltantes dirigentes comunitarios, culturales, agrupaciones musicales, artistas, instituciones públicas y privadas, políticos, habitantes de los distintos sectores valeranos y de todo el estado Trujillo.
PRELUDIO DE ALGO GRANDIOSO
Cuentan que todo comenzó en una tarde mágica, bañada por el cálido sol de diciembre, cuando un grupo de amigos bellavisteros se reunió en el Callejón Tropical, en la entrañable casa de la popular Elia Rosa Paredes «La Negra Elia» (+), madre de Alfredo José Súarez «Coco Julian» (+). Su risa contagiosa y su amor infinito por la comunidad hicieron de su hogar el refugio perfecto para aquel encuentro, que se celebraba en honor al aniversario del querido sector valerano de Bella Vista. Fue un 21 de diciembre de 1992, un día que se grabaría en la memoria colectiva, cuando una especial «jodedera» se desató entre risas y bromas, creando un ambiente de camaradería que parecía el preludio de algo grandioso, un evento que entremezclaría la tradición con el bullicio comunitario decembrino.
Con el tiempo, aquella simple reunión se transformó en el legendario «Hallacazo Bellavistero», un símbolo de unidad y alegría que aún resuena en los corazones de los que participaron en aquellos primeros festejos. Aún, la añoranza invade las memorias de ese improvisado banquete, donde la hallaca se compartía como un tesoro, cada sabor evocando historias y momentos de felicidad. Aquellos días sencillos, pero llenos de vida, se extrañan en cada diciembre, recordando que las raíces de nuestra comunidad se nutren de risas sinceras y el calor que solo los amigos pueden brindar. Aunque el tiempo ha pasado, el espíritu de “La Negra Elia» y de entrañables amigos liderados por «El Coco Julian» sigue vivo, recordándonos que la cultura popular se construye en los recuerdos que alimentaron juntos.
La imagen de la siempre recordada Elia Rosa Paredes (+) quien abrió las puertas de su humilde hogar aquel 21 de diciembre de 1992 llena los corazones bellavisteros de nostalgia y añoranza. Aquella fecha mágica, el ambiente se impregnó de gaitas resonando en cada rincón, el alegre tintineo de las bolas criollas, y el inconfundible aroma de pasapalos tradicionales que colmaban la mesa. La sonrisa en el rostro de la «Negra Elia» mientras compartía chistes, historias y risas con los presentes, creaba un ambiente cálido y acogedor que se fundía con la alegría decembrina que solo esa época del año puede traer.
Las narrativas de Jorge Súarez, Carlos Méndez y Salvador Morillo, cuentan con pasión, que ese día, la comunidad estaba reunida alrededor de la mesa, disfrutando de deliciosos banquetes, exquisitas bebidas y sabrosos sorbetes, mientras se escuchaba a cada rato de fondo la música de Billo’s Caracas Boys, ambientando el lugar con su clásico sonido navideño. Los fuegos artificiales iluminaban el cielo estrellado, creando un espectáculo visual que acompañaba la algarabía de la celebración. La nostalgia los invade al evocar esos momentos de unión, armonía y tradición, donde Elia era el alma de la fiesta y su hogar el escenario perfecto para vivir la magia de la temporada decembrina, y la idea que estaba por aflorar.
PROPUESTA DESCABELLADA
La figura del siempre creativo y recordado amigo, Alfredo «El Coco Julian» Suárez (+), fue el que tuvo la ingeniosa idea de hacer una propuesta descabellada para la época, que llena de nostalgia y añoranza a los bellavisteros, de elaborar una hallaca de un metro de largo. En medio de aquella inolvidable celebración, con el licor haciendo de las suyas, la idea de esta mega hallaca generó un revuelo de emociones y preguntas entre los presentes. La incredulidad se mezcló con la risa y la complicidad de la amistad, mientras se discutía cómo llevar a cabo semejante desafío culinario.
A pesar de las dudas y el escepticismo, la decisión final de «echarle bolas» y llevar a cabo la elaboración de la gigantesca hallaca, sin importar las posibles complicaciones, refleja la espontaneidad y el desenfado de aquella tarde noche que quedó para la historia de este renombrado sector. La remembranza de ese momento nos transporta a una época de compañerismo y diversión, donde las ocurrencias de «El Coco Julian» se convertirían en parte de la tradición y las costumbres, icónicas y festivas, del lugar, dejando una marca indeleble en los corazones de los promotores, llenos de melancolía y anhelo por aquellos tiempos llenos de risas y complicidad «entre panas».
En los comentarios de la calle, se menciona que en aquellas jornadas lejanas de antaño, todo comenzó cuando la orgullosa abuela del «Coco» y de «Laguna», Clarisa Herrera (+), notoria por sus habilidades gastronómicas, se ganaba el reconocimiento por elaborar hallacas de una enorme proporción, que desafiaban los límites del tamaño, capaces de rivalizar o ser comparadas con una «almohada pequeña» o una «carpeta de manila». Este peculiar detalle en sus preparaciones llamó la atención de Alfredo José, quien fue sorprendido por una inspiración irresistible e inesperada, motivar a algunos «panitas» de Bella Vista para emprender la ambiciosa tarea de crear la primera hallaca descomunal en la temporada navideña. La iniciativa del «Coco», capturó la imaginación y entusiasmo del vecindario, se convirtió en un evento memorable que catapultó a Alfredo Suárez (+), como el artífice de esta tradición, que hasta el dia de hoy, es recordada y celebrada año tras año, cada diciembre, en el marco aniversario de su adorada Bella Vista.
LA PRIMERA HALLACA GIGANTE
El pensamiento retrospectivo
y el deseo ardiente inundan a los bellavisteros, valeranos y trujillanos, al recordar las mágicas crónicas del inicio del «Hallacazo Bellavistero», entre ellas, una de las más leídas, la de Jorge «El pajaro» Suárez, titulada «Historia de la Hallaca Bellavistera». Rememorando aquel día 21 del mes 12 del 92, la ceremonia de preparación de la hallaca gigante parecía un acto de magia. Bajo el calor del creativo fogón alimentado con leña, el «corri corri» para las hojas de cambur, se cocinó el guiso con todos los ingredientes tradicionales, mientras se construyó una estructura ingeniosa para sostener la hallaca de un metro de largo por veinte centímetros de ancho. Con cada paso dado, la emoción iba en aumento y la expectación se palpaba en el aire.
El momento culminante de aquellos lejanos días, llegó cuando la «monstruosa» hallaca fue introducida en el fogón, consolidando así la fascinante historia del comienzo de la «Hallaca Bellavistera». Aquella hazaña demostró el ingenio de aquellos quienes se atrevieron a desafiar los límites de la usanza y los rituales. La memoria de ese episodio memorable nos transporta a un tiempo lleno de convivencia, creatividad y un espíritu aventurero que añoramos, anhelando revivir esos momentos que representaron lo mejor de la celebración decembrina en Bella Vista.
RECUERDO FAMILIAR INOLVIDABLE
En aquella tarde de diciembre de 1992, la popular Urbanización Bella Vista de Valera se llenó de sonrisas y aromas, terminando en una convivencia sin igual. Durante este primer hallacazo promovido por «El coco» Alfredo en la casa de su mamá, la emblemática «Negra Elia», familias apreciadas como los Portillo, Suárez, Méndez, Segovia, Bracamonte, Villasmil, León, Linares, y tantas otras se unieron para crear una hallaca gigante de un metro de largo, en un ambiente de alegría y tradición que perduraría en la memoria de todos los presentes.
Las mesas se llenaron con ingredientes de la más alta calidad, pasando de mano en mano entre más familias presentes como los Artigas, Briceño, Morales, Ceballos, Baptista, Valero, Urbina, Arias, Chinchilla, Uzcategui, Verde, Rivera, Ramírez, González, Saavedra, y muchas más. Cada vecino aportó su toque especial a la receta ancestral. Entre risas, canciones y anécdotas compartidas, aquel primer «Hallacazo Bellavistero» en casa de la «Negra Elia» se convirtió en un símbolo de unión y tradición familiar que perdura en la memoria colectiva de Bella Vista hasta el día de hoy.
TRADICIÓN ÚNICA Y ESPECIAL
La melancolía embarga al vecindario y a la población en general al retrospectar esta serie de cuentos sobre el «Hallacazo Bellavistero», que ha perdurado en el tiempo con su tradición única y especial. En el año de 1993, se llevó a cabo un emotivo reencuentro de los habitantes de Bella Vista en torno a este increíble evento gastronómico. Desde el inicio, la actividad se caracterizó por la preparación de una hallaca que, con el paso de los años, fue creciendo en tamaño y en significado para la comunidad.
El recuerdo de aquella hallaca monumental, y que en el pasado año 2023, alcanzó la impresionante longitud de 31 metros, nos llena de emociones y de añoranzas. El esfuerzo y la dedicación de cada participante se ven también reflejados por el exquisito sabor, que dejan boquiabiertos a todos aquellos que han tenido la fortuna de degustarla. Cada edición del «Hallacazo Bellavistero» que propició «El Coco Julian», es un recordatorio de la importancia de mantener viva la herencia cultural y de la magia que se puede crear cuando se une la población en un propósito común.
Al recordar cómo una pequeña idea se transformó en un evento tradicional, único e inolvidable para los miembros de la comunidad, no tiene nombre. Aquellos primeros pasos en el año 1992, en casa de la «Negra Elia», se llenaron de emoción y expectativa, sin imaginar que cada año la hallaca crecería y se convertiría en un símbolo de unión y celebración. La magia de aquel primer evento siempre estará presente en las retentivas de la gente, evocando una época llena de compatibilidad, fraternidad y creatividad que anhelamos revivir y seguir viviendo por siempre.
EVOLUCIÓN PROGRESIVA
Nos sumerge en un viaje lleno de emociones al recordar la evolución progresiva de las dimensiones de la hallaca a lo largo de los primeros cinco años. Desde sus humildes comienzos en 1992 con una modesta longitud de un metro, luego en 1993 con dos metros de largo, en 1994 con tres metros, 1995 de cuatro metros, hasta el impresionante tamaño alcanzado en 1996 con cinco metros de largo y todo este quinquenio con 20 centímetros de ancho, cada año marcó un hito en la historia de esta tradición culinaria. El esfuerzo conjunto de la comunidad y el espíritu de superación se reflejaron en cada edición, dejando una huella imborrable en nuestras memorias. Rememorar estos momentos nos sumerge en cálidos sentimientos, reviviendo la magia y la emoción de aquellos tiempos de unión y amistad que han quedado grabados en nuestra memoria colectiva.
Al seguir recordando la expansión gradual de las dimensiones de la emblemática hallaca a lo largo del siguiente quinquenio. Desde el excepcional crecimiento de seis metros en 1997, seguido por siete metros en 1998, y el impresionante tamaño de ocho metros en 1999, cada año estuvo marcado por un logro sorprendente que llenaba de orgullo a la comunidad. Aunque hubo una pausa en la tradición hasta el año 2005, cuando la hallaca alcanzó los nueve metros, el regreso en 2006 con diez metros de longitud y un ancho de 30 centímetros nos sumergió en un torrente de emociones y recuerdos imperecederos. La dedicación, el esfuerzo conjunto y la pasión por mantener viva esta tradición llevan a sus organizadores a añorar aquellos momentos de camaradería y superación que marcaron la historia del «Hallacazo Bellavistero» para siempre.
Estas épocas eran de puro asombro y admiración al recordar los años posteriores a 2006, en los cuales las dimensiones de la hallaca continuaron creciendo de manera impresionante. En 2007, el evento alcanzó un nuevo récord al presentar una hallaca de 11 metros de longitud, dejando a todos los presentes boquiabiertos. La magia no se detuvo ahí, ya que en 2008 la hallaca creció a 12 metros, superando todas las expectativas. El año siguiente, en 2009, la hallaca tomó dimensiones nunca antes imaginadas, llegando a medir 13 metros. La tradición continuaba en 2010, cuando la hallaca presentada en el «Hallacazo Bellavistero» medía orgullosamente 14 metros de largo. Y fue desde el 2011 hasta el 2016, un período de seis años en el cual la hallaca mantuvo su impresionante tamaño de 15 metros pero con 40 centímetros de ancho.
Estos años son eternamente recordados en la memoria de la vecindad bellavistera, llenos de emoción y euforia al presenciar el crecimiento progresivo de esta emblemática delicadeza gastronómica. El «Hallacazo Bellavistero» se convirtió en un evento icónico y cada año era esperado con entusiasmo para ver qué sorpresas traería consigo. La nostalgia y el anhelo se despiertan al rememorar estos momentos llenos de total compañerismo, costumbres y el orgullo de ser parte de algo tan especial como el «Hallacazo Bellavistero» en un sueño no tan descabellado que partió de la idea de Alfredo Súarez (+).
La evolución del «Hallacazo Bellavistero» en el curso de los años es un reflejo de la dedicación, el espíritu comunitario y la pasión por mantener viva una tradición única en su género. En 2017, el evento alcanzó un hito impresionante al presentar una hallaca de 17 metros de longitud, deslumbrando a todos los presentes con su tamaño imponente. A pesar de la pausa en 2018, la tradición regresó con fuerza en 2019, cuando la hallaca llegó a medir 21 metros, marcando un nuevo récord y reavivando el entusiasmo de la comunidad. El año 2020 no defraudó, con una hallaca de 25 metros que dejó a todos impactados por su magnitud.
En 2021, la hallaca se expandió aún más, alcanzando los 28 metros de longitud, seguido por otro crecimiento impresionante en 2022, cuando la hallaca llegó a medir 30 metros. En 2023, el «Hallacazo Bellavistero» sorprendió a todos una vez más con una hallaca de 31 metros de longitud, todas ellas con un ancho espectacular de 40 centímetros. Estos años de crecimiento continuo son testigos de la dedicación y el esfuerzo conjunto de sus organizadores por preservar una tradición tan especial como lo es este evento decembrino, manteniendo viva la magia y el orgullo que lo acompañan. Cada año, este evento se convierte en un símbolo de la unión, la creatividad y la alegría compartida que trasciende generaciones, dejando una huella indestructible en la historia de la urbanización.
BÚSQUEDA DEL ESPACIO ADECUADO
Como bien recordamos, el «Hallacazo Bellavistero» se originó en el Callejón Tropical como una pequeña reunión entre vecinos para compartir la tradición de preparar hallacas en época navideña. Sin embargo, a medida que la popularidad del evento crecía, se hizo evidente que este lugar resultaba insuficiente para albergar a tantas familias entusiastas. Fue entonces, en 1997, en conmemoración de los 50 años de fundación de la urbanización, que se mudó a la Cancha de Bolas Criollas, ubicada entre las Veredas 2 y 4.
Este cambio de local fue un acierto, ya que brindó el espacio necesario para que las familias bellavisteras se reunieran y disfrutaran de la elaboración y degustación de las deliciosas hallacas gigantes. Sin embargo, con el tiempo, la afluencia de gente requería nuevamente un espacio más amplio. Es así como los Portillo abrieron su terreno en la misma Vereda 2 con 4, un lugar que solía destinarse a diferentes actividades deportivas, donde se llevaban a cabo juegos de voleibol, pelota de goma, fútbol e incluso sirvió de «ring de boxeo» en algunas oportunidades para dirimir conflictos entre estudiantes o vecinos en emocionantes peleas callejeras llenas de adrenalina y acción.
PUENTE DE AMISTAD Y COLABORACIÓN
Definitivamente el «Hallacazo Bellavistero» se ha convertido en un símbolo de unión entre los diversos sectores de Trujillo y más allá de nuestros muros, sirviendo como un puente de amistad y colaboración entre las localidades vecinas. Esta iniciativa, que ha trascendido las fronteras de Bella Vista, se ha posicionado como un ícono regional que destaca la tradición, la creatividad y el espíritu colaborativo de la entidad. La realización de un «Hallacazo» de proporciones épicas en El Paradero, bajo el auspicio de la Alcaldía del municipio Felipe Márquez Cañizales, marcó un hito memorable en la historia de estos eventos, con la elaboración de una inmensa hallaca de 10 metros cocinada por el dedicado Comité Organizador de los «Hallacazos Bellavisteros».
Además, adentrándose en nuevas tierras y horizontes, los bellavisteros llevaron su tradición y fervor hallaquero a la población de Timotes en el municipio Miranda del estado Mérida en el año 2009. Invitados por el prestigioso Comité Organizador de las Fiestas Patronales de Santa Lucía de ese entonces, los integrantes de Bella Vista demostraron una vez más su pasión y compromiso al elaborar la imponente «Hallaca Gigante» que dejó maravillados a los habitantes de la comunidad anfitriona. Este gesto no solo fortaleció los lazos entre ambas localidades, sino que también enriqueció la diversidad cultural y gastronómica de la región, consolidando al «Hallacazo Bellavistero» como un evento trascendental que traspasa fronteras geográficas y emocionales.
Describen Suárez, Méndez y Morillo, que la tradicional celebración del «Hallacazo Bellavistero» no se limitó a las tierras de Bella Vista, sino que siguió expandiéndose hacia nuevos horizontes. Gracias a la invitación del gobernador Henry Rangel Silva lograron llevar la magia culinaria a Trujillo Capital. En el Palacio de Gobierno del Estado, los bellavisteros sorprendieron a propios y extraños con una monumental hallaca de veinte metros, uniendo así la identidad gastronómica local con la costumbre decembrina de la región.
En cada una de estas travesías fuera de su territorio, los anfitriones en cada lugar, disfrutaron de un ambiente festivo impregnado de música navideña y alegría, amenizado por reconocidos grupos bailables y de gaitas. Mientras tanto, los organizadores locales aprovecharon la ocasión para compartir la exquisita hallaca bellavitense con los presentes, propiciando un intercambio cultural enriquecedor que fortaleció los lazos entre las comunidades. Estos eventos inter municipales y regionales no solo permitieron difundir la tradicional cultura del «Hallacazo Bellavistero», sino que también contribuyeron a realzar y fortalecer la identidad y el espíritu comunitario de cada localidad participante.
SABORES QUE UNEN VECINOS
En la vibrante comunidad de Bellavista, la llegada del «Hallacazo Bellavistero» desata una oleada de alegría y entusiasmo entre vecinos y colaboradores de este rico plato decembrino. Cada año, la preparación de la hallaca gigante se convierte en una celebración en sí misma, uniendo a familias y amigos en torno a la cocina. Con un ambiente de fraternidad, todos se suman a reunir los ingredientes necesarios para el guiso y el sazón. La harina que aporta la base perfecta, la carne de cochino y de res que son el corazón del platillo, y las hojas de cambur que envolverán el alma de esta tradición. Los aliños frescos, las verduras, cuidadosamente seleccionadas, añaden un sabor único, mientras que la leña para el fogón espera encendida, prometiendo aromas que evocan la calidez del hogar.
El calor del fogón cobra vida al ritmo de risas y charlas animadas. La bandeja metálica, robusta y simbólica, se convierte en el receptáculo de los sueños y anhelos de una comunidad unida. Cada mano que se sumerge en la mezcla, cada hilo para amarrar y asegurar la hallaca, cuenta una historia de pasión y dedicación. Así, en cada paso de la preparación, se siente la energía colectiva de una tradición que trasciende generaciones, donde cada vecino aporta su granito de arena, creando no solo un platillo gigante, sino un monumento a la unidad y la cultura que define a Bellavista.
EN BELLA VISTA ES LA COSA
El renombrado compositor de compositores, Mario Estelio Valera, conocido como «El gaitero mayor trujillano» con la popular agrupación Los Monarcas, rindió un emotivo homenaje a la hallaca bellavitense en el año 2010. A través de la creación del tema gaitero «En Bella Vista es la cosa», interpretado magistralmente por Jorge «El perro» León (+), un destacado «Hijo Ilustre» de Bella Vista, que enalteció la tradición culinaria y festiva de esta pintoresca localidad. La canción no solo se transformó en un éxito musical, sino que también se erigió como un himno emotivo que resonó en los corazones de los residentes de Bella Vista, consolidándose como parte integral del Patrimonio Cultural de la región, al igual que el icónico «Hallacazo Bellavistero».
El talento y la sensibilidad musical de Mario Estelio no solo destacaron a la hallaca gigante, sino que también contribuyeron a exaltar la identidad y el orgullo de la comunidad de Bella Vista. Gracias a esta iniciativa, se logró perpetuar en la memoria colectiva el legado culinario y festivo de la región, a través de una composición gaitera que capturó la esencia y la alegría de las fiestas decembrinas en Bella Vista. El tema «En Bella Vista es la cosa» no solo se transformó en un símbolo de pertenencia para los bellavisteros, sino que también sirvió como un recordatorio emotivo de la importancia de preservar y valorar las tradiciones locales que enriquecen el acervo cultural de Trujillo y de Venezuela en su conjunto.
Es por eso que este tema gaitero «En Bella Vista es la cosa» de Mario Estelio Valera, ha logrado trascender fronteras locales y consolidarse como un cantata emocional y representativa para los habitantes de Bella Vista, quienes la consideran un distintivo de su identidad cultural y un símbolo de pertenencia a su comunidad. Del mismo modo, la reconocida gaita «La Grey Zuliana» cumple una función similar en el estado Zulia desde hace muchísimo tiempo, siendo un emblema musical que evoca el arraigo, la historia y la tradición de esta región venezolana. Ambos temas gaiteros no solo son apreciados por su melodía y letras emotivas, sino que además despiertan un sentido de unidad y conexión entre quienes los escuchan, fortaleciendo así el sentimiento de pertenencia y orgullo por sus raíces culturales.
«EN BELLA VISTA ES LA COSA»
CORO
Nos vamos a Bella Vista
El 18 de noviembre
Celebrando con su gente
La fiesta de La Chinita
Y el 21 de diciembre
Toda la urbanización
Se reencuentra emocionada
El día de su fundación
Preparando a lo grande
Nuestra hallaca gigante
Dominó y bolas criollas
En Bella Vista es la cosa
I
Vamonos a Bella Vista
El 18 con La China
A rezar en la Capilla
Celebrando su gran día
Toda la feligresía
Se reúne en la placita
Cantando gaitas bonitas
En medio de algarabías
II
Todos los bellavisteros
Celebran con emoción
El día de su fundación
Y preparan con esmero
La hallaca más exquisita
Y la más grande del mundo
En el encuentro profundo
De una hermandad infinita
III
El «Ñeo» con su miniteka
A todos pone a bailar
La gaita pone a sonar
Pues la parranda es completa
Bolas Criollas, Dominó
Voleibol y buen ambiente
Así disfruta mi gente
Bella Vista es un amor
HISTORIA MUSICAL DEL FESTIVAL
A lo largo de los más de 30 años de historia del festival de «Hallacazo Bellavistero», se ha convertido en un escenario multicultural que ha acogido a una gran cantidad de artistas, solistas, agrupaciones musicales bailables y gaiteras de renombre. Tanto los talentos locales como los provenientes de otras regiones han dejado huellas inolvidables en la memoria de los asistentes, llenando el evento de música variada y alegría contagiosa. El Grupo Tormento, conocido cariñosamente como «El trabuco de Valera», ha sido uno de los grandes pilares en varias de estas celebraciones. Asimismo, las gaitas con Los Monarcas. Su presencia en más de una edición es prueba del impacto que han tenido en la audiencia.
Pero no solo estos dos grupos han destacado en el festival. Artistas como Piel Morena Girls, Ingeniería Gaitera, Akumtapa, Renacer Bellavistero, Morelia Valero, Richard Sulbaran, Los Hijos de Carvajal, Aristides Matheus (+), Livio, Chemary y Pepe Arias, entre muchos otros, han traído su talento y han hecho vibrar a los asistentes con sus interpretaciones magistrales. Su presencia en el evento ha dejado una huella irremplazable en la historia musical del «Hallacazo Bellavistero», y su profesionalismo y pasión por la música han sido reconocidos por el público y la comunidad en general. Sin duda, la presencia de estos artistas ha contribuido a convertir el festival en un encuentro musical diverso y emocionante, en el que diferentes géneros y estilos se mezclan para crear una experiencia única y llena de alegría.
TRABAJO EN EQUIPO
En este relato, es importante destacar el valioso legado de los pioneros del «Hallacazo Bellavistero», cuyo primer evento se celebró en el año 1992. Desde entonces, la participación de los vecinos en esta fiesta popular ha sido fundamental para mantener viva esta tradición. Cada año, durante el mes de diciembre, Bella Vista se transforma en un escenario de alegría y convivencia, con la llegada de sus hijos tanto residentes como aquellos que regresan de otras partes del país y el exterior, para unirse a la celebración.
En el transcurso de los años, es imprescindible rendir homenaje a los habitantes que han dedicado su esfuerzo y compromiso para garantizar el éxito del «Hallacazo Bellavistero». Desde amas de casa hasta trabajadores, profesionales, técnicos, políticos, comerciantes, empleados públicos, obreros, hombres, mujeres, jóvenes y adultos, la comunidad de Bella Vista se ha unido en «cayapa» para hacer de esta fiesta una tradición inolvidable.
Nombres como Alfredo «El coco» Suárez (+), Elia Rosa Paredes (+), Jorge «Pájaro» Suárez, Carlos Méndez, Rafael «Tito» Briceño, Javier «Laguna» Suárez, Benhur Andrade, Bernardo Portillo, Fanny Briceño (+) Beatriz de Abreu, Salvador «Evando» Morillo, Eglee Artigas, Luis «Chereche» Peña (+), Fray Díaz, Alfredo Matos, Carmen Oviedo, Luis Urbina, Fanny de Suárez, Jose Hernández «JH», entre otros, han sido pilares fundamentales en la organización de este evento desde la década del 90 del siglo pasado.
Asimismo, mencionamos a Xiomara Segovia, Grosman Ceballos, Alfredo Villamizar «Villa», Roberto Briceño, Juan Carlos Páez, Aura de Portillo, José «Cheo» Rojas, Alberto Uzcategui (+), Morelia Valero, Elizabeth Zambrano, Conrado Chinchilla, Francisco «Pocho» Teran, Leonardo González «Ñeo», Felipe Uzcategui, Tiler Chirinos, María «Chemary» Arias, Francisco «Kiko» Teran, Marly Avila, José «Pepe» Arias, Pablo Saavedra e hijos, Gerardo Ceballos, Frank Morales, Marisol Urbina, Francisco «Kiko» Machado, Luis «Ladilla» Méndez, y muchísimos más
La labor de estos vecinos, comprometidos con su comunidad, ha sido indispensable en la formación de distintos Comités Organizadores que han trabajado incansablemente para garantizar el éxito y la continuidad del «Hallacazo Bellavistero». De igual manera, varios otros que escapan de la memoria, han dejado una huella imborrable en esta celebración anual. Su dedicación y espíritu colaborativo han demostrado el verdadero valor de la unión comunitaria y la importancia de preservar nuestras tradiciones locales.
También es de destacar el solidario apoyo de diversos entes gubernamentales, especialmente la Policía del estado y otros organismos de seguridad, que han sido fundamentales en cada edición del festival, garantizando éxito y seguridad de los asistentes. Su labor valiosa y comprometida ha generado un ambiente seguro y confiable, estableciendo protocolos efectivos, coordinación y colaboración constante con los organizadores, demostrando la importancia de la cooperación de los entes gubernamentales para salvaguardar la integridad y disfrute de la gente.
LA HALLACA MAS GRANDE
Definitivamente en las calles de Bellavista, se encuentra una verdadera maravilla que ha asombrado a propios y extraños a lo largo de los años. Se dice, se comenta, se murmura que en este acogedor rincón se prepara la hallaca más grande que se haya visto jamás en Venezuela, y hasta en el mundo entero. Sin embargo, a pesar de su magnitud descomunal y su fama internacional, esta obra maestra gastronómica no ha obtenido aún ningún Certificado Guiness que lo avale. Pero eso no importa, pues los lugareños y visitantes no necesitan una placa de reconocimiento para quedar impactados ante la grandiosidad de esta gigantesca delicia navideña. Sus dimensiones desafían la imaginación, es una hallaca colosal que parece desafiar las leyes de la física y se pregunta uno cómo es posible reunir tantos ingredientes en una sola preparación.
Desde el primer bocado hasta el último, cada porción de esta hallaca titánica es una experiencia sensorial inigualable. El aroma embriagador de las hojas de cambur recién abiertas, la amalgama perfecta de sabores que explotan en el paladar y la cariñosa dedicación con la que cada ingrediente ha sido puesto en su lugar, hacen de esta hallaca de proporciones épicas un tesoro local digno de reverencia. Aunque pueda carecer del reconocimiento oficial, su posición en el corazón de los bellaviteros es indiscutible, esta hallaca gigante es un símbolo de orgullo y tradición que deja sin palabras a todos aquellos que tienen la dicha de presenciarla y degustarla.
ENORMES EXPECTATIVAS EN 2.024
El «Hallacazo Bellavistero» se ha convertido en mucho más que un evento anual en el reconocido sector de Bellavista, ha trascendido generaciones y se ha consolidado como una tradición importante en el estado Trujillo. Cada año, la emoción y el entusiasmo por este evento continúan en aumento y el año 2024 no es la excepción. Las expectativas son enormes y se espera que este año marque otro hito en la historia del «Hallacazo Bellavistero».
Es particularmente emocionante saber que en los años venideros de este siglo XXI, se abrirán nuevas oportunidades para innovar y mejorar aún más este evento único en su género. La comunidad de Bellavista está lista para recibir nuevos propulsores que ofrecerán nuevas perspectivas, brillantes propuestas e ideas audaces para mantener vivo este legado cultural en constante evolución.
El «Hallacazo Bellavistero» no se trata solo de hacer una hallaca gigante, es un símbolo de unidad y orgullo comunitario. Es la oportunidad perfecta para mostrar la creatividad y la pasión que caracteriza a los vecinos de Bellavista. Sin duda, que los años por venir, serán testigos de nuevas y emocionantes sorpresas que dejarán a todos maravillados y orgullosos.
Este evento ha logrado consolidarse como un referente en el estado Trujillo y ha experimentado un crecimiento constante desde sus inicios. La dedicación y el esfuerzo de sus habitantes por preservar esta celebración son admirables y a medida que pasan los años, el «Hallacazo Bellavistero» se consolida como una actividad imperdible en el calendario de eventos de la región.
EPOPEYA, LEYENDA Y PROEZA
El «Hallacazo Bellavistero» es una muestra clara de que las tradiciones pueden evolucionar y adaptarse a los tiempos modernos sin perder su esencia. Es el resultado de una comunidad que valora y celebra sus raíces culturales mientras busca constantemente maneras de renovarse y superar las expectativas. En cada una de estas fiestas navideñas, el aroma de la hallaca bellavitense y el sonido de la música y la gaita han transportado por años a miles de personas a un rincón lleno de magia y tradición.
La ilustre herencia de Alfredo José «Coco» Suárez, quien tristemente abandonó este mundo terrenal al sucumbir a la enfermedad de Covid-19 el 22 de agosto de 2020, perdurará en cada mezcla de sabores, en cada risa compartida y en cada abrazo de gratitud. El «Hallacazo Bellavistero» es más que un simple folklore, es un testimonio de unidad, amor y arraigo por nuestras raíces. En cada mordisco de esas deliciosas hallacas gigantes late el corazón de quienes la precedieron y quienes hoy en día continúan forjando esta hermosa historia. Que la esencia de este evento perdure por siempre en nuestros corazones y que la llama de la convivencia y el orgullo comunitario siga ardiendo imparable por nuestras costumbres de padres y abuelos.
El espíritu festivo del «Hallacazo Bellavistero» brilla con luz propia y mantiene viva su identidad, recordándonos que, a pesar de los años, el valor de nuestras prácticas culturales perdura. En cada rebanada de hallaca late el corazón de una comunidad unida, que celebra la vida y la felicidad en torno a una mesa llena de sabores auténticos y recuerdos inolvidables en los tiempos decembrinos. En esta época de reflexión y celebración, levantamos nuestra copa para brindar por la magia de la tradición y el valor de la comunidad.
Me gustaría expresar mi más sincero agradecimiento a quienes fueron responsables de narrar esta fascinante historia, Jorge «Pájaro» Suárez, Carlos Méndez y Salvador «Evando» Morillo. Sus valiosas contribuciones de información y material fotográfico, han sido verdaderamente invaluables, la cual ha sido fundamental para la culminación de esta modesta crónica titulada «La saga del Hallacazo Bellavistero». Este relato no solo narra la historia, sino que encierra en sí mismo la epopeya, la leyenda y la proeza de innumerables vecinos, liderados por Alfredo «El Coco Julian» Suárez (+), a través de los años, contribuyendo así a afirmar que Bella Vista es un lugar genuinamente especial, que Bella Vista de Valera siga siendo «otra cosa», un lugar único donde la historia se fusiona con el presente para crear un futuro lleno de esperanza y tradición. Que viva el «Hallacazo Bellavistero» eternamente.
** Por Marcos Montilla
** Abogado, columnista y ex alcalde de Carvajal