El fútbol en Argentina es una religión y un asunto de Estado. Coleccionar el álbum de figuritas Panini también.

A menos de dos meses del Mundial de Qatar, el gobierno ha sumado el desafío de completar el popular álbum a los problemas políticos, económicos y sociales del país.

La Secretaría de Comercio al final tomó cartas esta semana en la controversia entre los representantes de los kiosqueros y la empresa que publica Panini, para mediar en un acuerdo que busca resolver los problemas de abastecimiento tanto de las figuritas como de los álbumes a los puestos de ventas que tradicionalmente habían canalizado la distribución.

Panini se comprometió ante el gobierno y los kiosqueros a controlar a los 60 distribuidores oficiales para que hagan llegar los álbumes y figuritas a todos los kioscos del país.

De ese modo, las autoridades parecen haber resuelto una de las prioridades de los ciudadanos, chicos y no tan chicos: llenar la cartilla de las máximas estrellas de fútbol.

Hay quienes están dispuestos a completar el álbum en tiempo récord y a pagar lo que sea por las estampas que les faltan. Sin embargo, la escasez de figuritas llevó, primero, a que en los locales de ventas aparecieran carteles anunciando que ‘No hay figuritas’ y, luego, a que se pidieran precios exorbitantes a cambio de estas.

El popular sitio de ventas en línea Mercado Libre ofrece el sticker especial de Messi por 22.000 pesos argentinos, esto es un poco más de US$ 150 al cambio oficial de este viernes. Normalmente valdría menos de un dólar. Algunos medios locales han reportado que la figurita del astro argentino llegó a los 120.000 pesos argentinos, unos US$ 825.

La situación comenzó a pasar a mayores cuando los kiosqueros, que tradicionalmente venden el álbum, se quejaron argumentando que Panini los «traicionó» y los estaba dejando fuera del negocio para darles prioridad a otros establecimientos como supermercados, estaciones de servicio, y mercados virtuales.

En la reunión de mediación convocada por el gobierno, representantes de la editorial italiana reconocieron que controlarán más y mejor a sus 60 distribuidores oficiales, dijo a CNN Adrián Palacios, vicepresidente de la Unión de Kiosqueros de Argentina.

Quienes buscan álbumes y figuritas en los kioscos tendrán que seguir haciendo largas filas rogando para que el desabastecimiento termine. O bien, acudir a otros canales de venta como supermercados, estaciones de servicios y el mercado negro, donde los precios están cada vez más disparados.

Golazo en el primer minuto de juego

«¡El primero, no, no, primer paquete chabón, primer paquete, primer paquete amigo, primer paquete. Lo gané, Messi papá!». Esto fue lo que gritó exultante Joaquín Stahlschmidt en un video en su cuenta de Twitter. Este joven estudiante de cine encontró en agosto, en su primer paquete de figuritas, la más preciada joya: la figurita de Lionel Messi.

«Fue loco. En el primer paquete saco a Messi, no lo podía creer. Y lo subí a la red para mostrar lo que había pasado. En dos segundos se hizo viral, increíble», nos comenta Joaquín. Mientras lo narra, es retratado con fotografías por sus compañeros de estudios como una celebridad, o recibe llamados de otros medios de comunicación.

Fue como marcar un golazo en el primer minuto de una final.

Para el coleccionista Claudio Destéfano el fenómeno Panini tiene su raíz en que en Argentina, desde hace varias décadas, se coleccionan figuritas. El ritual -nos dice este periodista especializado en el negocio del deporte- era tener a tus ídolos de los equipos de la primera división del fútbol argentino retratados en un álbum, llenarlo en tiempo récord, encontrar ‘la difícil’ (figura nunca fácil de obtener), para luego ir corriendo al kiosco a buscar el premio: la pelota.

Si bien el paradigma actual de vida modificó el paisaje, lo que no cambió es la pasión por esta ‘religión’. El Parque Rivadavia, en el centro geográfico de la ciudad, se transformó durante los últimos fines de semana en un lugar preferido de intercambio de figuritas entre los fanáticos. Y en el universo virtual las ofertas están a la orden del día.

La virtualidad permite acercarlos y tener la información sobre qué lugar de la ciudad o del país ir a comprar figuritas o álbumes. No obstante, el éxito es netamente análogo. «Ni hablar. Pero lejos. Lejos. Porque los chicos quieren tocarla, quieren cambiarla, quieren ver un pilón de figuritas», nos dice Destéfano.

Hasta el minuto 90

En agosto, a las pocas semanas de haberse puesto a la venta, algunos fanáticos lograron completar el álbum. Compras masivas vía internet, el intercambio hecho por WhatsApp y un posterior encuentro personal, permitieron lograr el cometido. Pero no es lo que le pasa a Joaquín: «Hay mucha gente que se compra 200 paquetes, llena el álbum, listo. Para mí lo divertido es ir poquito a poco».

Las horas pasan y, por ahora, las figuritas siguen sin aparecer. Claudio, dueño de un kiosco en el Barrio de Almagro, interpreta que este fenómeno tenga tanta fuerza en el contexto actual que vive la Argentina se debe al gran momento que vive la Selección y por la cercanía del Mundial.

En cambio, para Destéfano la razón es distinta: «Cuando vos tenés una interacción con tu hijo, si jugamos a la Play Station, perdés siete a cero. Si hablas de temas de tecnología, no ganas. En cambio, el padre tiene la posibilidad de transmitirle cosas y de compartir historias con su hijo».

Tanto Claudio en su kiosco, como Stahlschmidt en la Universidad, o el coleccionista en su estudio, nos subrayan que el fenómeno es puramente análogo. «El objeto físico o material tiene algo que el virtual nunca te va a dar», dice el joven estudiante.

CNN

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