En términos convencionales, el tema de la basura se refiere a los sistemas de recolección, transporte y depósito de los desechos en lugares adecuados para su icineración, y también para el reciclaje. Los sistemas serán públicos, privados o mixtos; estarán a cargo de los poderes locales, con concesión o de manera directa; serán efectivos o no; y muchas otras cosas más que forman parte de las políticas públicas en la materia.

En nuestro país el tema de la basura se refiere, en lo fundamental, a «alimentos» de primera necesidad… Una tragedia que manifiesta la catástrofe social.

Todos hemos visto a gente buscando en los botaderos de basura para tratar de conseguir algo que comer. Pero ocurre una situación especial. La búsqueda de comida en la basura es notoria en horas muy tempranas, cuando aún no se activa la dinámica cotidiana. 

Mujeres con niños, jóvenes, gente de la tercera edad, buscan lo que puedan encontrar antes que empiece la actividad diaria. En todas partes, y sobre todo en los cúmulos de basura en vecindades populares y no tanto. 

A los corresponsales de prensa extranjera que vienen unos pocos días a fin de conocer qué pasa en Venezuela -algunos con un prejuicio favorable a la hegemonía despótica y depredadora–, se les debería hacer un recorrido madrugador, para que constaten este drama, y para que lo comparen con las burbujas de «prosperidad», que sí suelen conocer y que influyen en sus reportajes, en el sentido de que las cosas en Venezuela van más o menos…

No. No van más o menos. Van de mal en peor; o de peor a pésimo. Tantas personas «alimentándose» de basura lo debería confirmar.

El predecesor en su lenguaje desaforado, le gustaba repetir que antes de su llegada al poder, los pobres comían perrarina… Algo absurdo porque este tipo de alimentos era y es muy caro.

Ahora la basura es repito, un «alimento» de primera necesidad. En todas partes. La basura es un nombre certero para significar el continuismo. Venezuela merece ser un país digno, y en estas condiciones es imposible. Hay que cambiarlas de raíz.

Fernando Luis Egaña 

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