Novak Djokovic anunció ayer que participará en el Masters 1000 de París (31 octubre-6 noviembre), del que es vigente campeón, y después en las ATP Finals 2022 de Turín, los dos últimos objetivos de su temporada “inhabitual y bastante complicada”, indicó al medio serbio Sportal.

“Voy a París, me preparo para los dos últimos torneos de la temporada, el Masters de París y las ATP Finals de Turín”, declaró el antiguo N.1 del mundo.

“Me encuentro bien. Estas dos últimas competiciones, en Astaná y en Tel Aviv, y los títulos ganados, han elevados mis niveles de confianza y de motivación”, añadió, prosiguió el campeón serbio, actualmente 7º en la clasificación ATP.

A sus 35 años, Djokovic, que sólo ha disputado nueve torneos este año, sale de una lesión delicada. Su negativa a vacunarse contra el COVID-19 le privó del Abierto de Australia en enero, y después de la gira estadounidense de verano, US Open incluido, lo que le hizo ceder el N.1 del mundo.

Privado de torneos individuales entre su título a comienzos de julio en Wimbledon, su 21º Grand Slam, y el torneo de Tel Aviv, a finales de septiembre, Djokovic ha firmado desde su regreso nueve victorias en otros tantos partidos, adjudicándose de paso sus 89º y 90º títulos.

Su victoria en Astaná le clasificó para las ATP Finals de Turín, que reunirá del 13 al 20 de noviembre a los ocho mejores tenistas de la temporada.

RUBLEV VENCIÓ A SCHWARTZMAN EN VIENA

El ruso Andrey Rublev se impuso ayer al argentino Diego Schwartzman para clasificarse para los octavos de final del Abierto de Viena, y lo hizo con facilidad y en dos sets, por 6-4 y 6-1.

El argentino, que encadena seis derrotas consecutivas, no fue rival para Rublev, que viene de ganar el Abierto de Gijón y que no ha dado opciones a Schwartzman con su tenis agresivo, tomando la iniciativa y demostrando carácter en Viena.

Los golpes del jugador ruso, uno de los favoritos del torneo, fueron inalcanzables para el argentino, y solo perdió un punto en el segundo set, lo que le abrió el camino hacia un cómodo 6-1 ante un Schwartzman que acabó desquiciado.

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