El empresario Alex Saab, considerado el testaferro del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, cumplirá el 16 de octubre un año preso en Estados Unidos sin una fecha para el inicio de su juicio por lavado de dinero y en medio de conjeturas sobre si es objeto de negociaciones entre los dos países.

El inicio del juicio a este empresario de origen libanés nacido en Colombia y nacionalizado venezolano por conspiración para lavado de dinero estaba previsto inicialmente para este martes, 11 de octubre, pero se aplazó sin fecha.

Se desconoce si los que hace un año pregonaron que Saab iba a revelar secretos de Maduro a las autoridades estadounidenses estaban en lo cierto, pues no trascendido nada al respecto.

No obstante, algunas cosas interesantes se conoció desde el 16 de octubre de 2021, como que Saab cooperó con EE.UU. durante un año de forma «proactiva» dando información sobre sus actividades ilícitas y los contratos con el Gobierno de Venezuela y que iba a entregarse a la Justicia estadounidense.

Los papeles además indican que en 2016, representado por un abogado estadounidense y otro colombiano, Saab se reunió con agentes de la DEA y el FBI en Bogotá.

Un juicio y atrasado 

Hasta ahora el proceso contra Saab está centrado en dilucidar si, como alega la defensa, ejercía en Venezuela un cargo con inmunidad diplomática, lo cual, si fuera aceptado por el tribunal que encabeza el juez Robert N. Scola le podría librar del juicio.

En mayo pasado, una corte de apelaciones de EE.UU. rechazó un recurso con el argumento de la inmunidad presentado por Saab y remitió el caso al tribunal de primera instancia en Miami.

Saab, de 50 años, fue extraditado a EE.UU. el 16 de octubre de 2021 desde Cabo Verde, una excolonia portuguesa en el oeste de África donde fue detenido en 2020 a raíz de una orden de captura internacional pedida por la justicia estadounidense.

Según la acusación, entre 2011 y por lo menos 2015, Saab y su socio Álvaro Pulido, que está prófugo, conspiraron con otros para lavar las ganancias de una red de corrupción sustentada en sobornos dirigidos a obtener contratos para realizar proyectos públicos y fraudes al sistema de control de cambio de divisas en Venezuela.

Saab y Pulido están acusados de transferir desde Venezuela, a través de EE.UU., aproximadamente 350 millones de dólares a cuentas que poseían o controlaban en otros países, de acuerdo con la Fiscalía.

El empresario se declaró «no culpable» en noviembre de 2021 y se enfrenta a una condena de unos 20 años.

El 28 de febrero pasado el presidente Maduro dijo en una intervención virtual ante el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas que el juicio de Saab en EE.UU «está plagado de graves vicios y aberrantes distorsiones».

El «secuestro» de Saab fue la causa que el Gobierno venezolano adujo para suspender en octubre del pasado año el diálogo que sostenía en México con la oposición.

Conjeturas y cambios 

En el año transcurrido desde la llegada de Saab a Miami presentó algunas señales de acercamiento entre Estados Unidos y Venezuela.

En mayo, el Gobierno del presidente Joe Biden anunció que, a petición de la oposición venezolana, iba a retirar algunas sanciones económicas contra Venezuela, para permitir que la petrolera Chevron negociará con la estatal PDVSA «los términos de posibles actividades futuras» en el país suramericano.

Sin embargo, Washington dejó claro que esa medida «no supondrá ningún aumento de los ingresos del régimen» y que no conlleva un cambio en las políticas respecto a Venezuela y advirtió que estaba dispuesto a endurecer las sanciones contra ese país si ve motivos para ello.

El 1 de octubre vino la sorpresa de la liberación de dos sobrinos de la esposa de Maduro, Cilia Flores, que fueron condenados a 18 años de prisión por narcotráfico en EE.UU., los cuales fueron intercambiados por siete estadounidenses presos sin juicio en Venezuela.

Los exiliados venezolanos en EE.UU. pusieron el grito en el cielo por esa decisión que la Administración Biden tachó de «difícil» y «dolorosa».

Además, algunos opositores dijeron que Saab era realmente a quien Maduro quería de vuelta en casa, como Gustavo Tarre, representante ante la OEA de Juan Guaidó, a quien EE.UU. considera presidente interino de Venezuela desde 2018.

En una entrevista publicada por el Diario de las Américas de Miami, Tarre, que fue impedido de participar en la reciente reunión de la OEA en Lima, dijo que el Gobierno de Maduro propuso a EE.UU. la liberación de todos los presos políticos en Venezuela a cambio de Alex Saab.

Según la Voz de América, emisora del Gobierno de EE.UU., un funcionario que habló desde el anonimato con periodistas tras la liberación de los sobrinos de Maduro el 1 de octubre fue preguntado acerca de si se planteó la liberación de Alex Saab y respondió que le hicieran la pregunta al Departamento de Justicia. 

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