Con su carga de recuerdos e ilusiones incrustados en nuestros corazones, la Navidad anuncia de nuevo su llegada con neblina y frío en la madrugada.

Rememoramos los momentos vividos por María sobre un burrito desnutrido guiado con paciencia y con esmero por José, el humilde carpintero. Bajo un bucare a orilla del río de una marusa sacaron su avío: arepas, chirere, caraotas fritas
y tomaron bolón en sus jicaritas.

Siguieron luego su peregrinar ansiosos por poder llegar al pueblo en la lejanía:
¡a punto de parir estaba María! Cuando llegaron, las puertas tocaron,
—¡Por favor, alojo! —, ellos suplicaron. mucho insistieron, total para nada:
¡en ninguna parte les dieron posada! Un hombre, tal vez conmovido
les dijo al ver sus rostros sufridos: — Ese ranchito se los voy a prestar
pa’que al menos puedan descansar—. En una estera y muy sudorosos ambos se acostaron queriendo reposo, hasta que María sintió era el momento por los dolores, del alumbramiento.

¡Nació Jesús trayendo alegría!,
un gallo cantó en la cercanía
y una estrella de radiante brillo
iluminó el bello cielo de Trujillo.

La mula y el buey al ver esta escena retozan felices en la Nochebuena,
con cotizas rotas ya casi sin suela, José salta y grita: —¡Viva Venezuela! — Al pesebre llegan unos pobladores, conocen al niño rindiéndole honores, una comadrona comiendo chimó
le cortó el ombligo, después lo bañó.
Dándole la teta lo abrazó María,
le hizo —¡cuchi! ¡cuchi! — y él sonreía, en un catrecito ya el niño acostado
flores de pascuitas lo han perfumado. Una zamuraca con nuestra bandera
junto a un caballito tallado en madera, pelota de trapo, metras y trompito,
le llevan los niños a aquel pequeñito.

Con buena mistela los “miaos” brindaron y desde Tucutucu hasta allí llegaron
con sus largas barbas y sus sombreritos cantando y bailando unos duendecitos. Formaron parranda músicos y cantores con cuatros, violines, guitarras, tambores, leche ‘e burra y miche zanjonero
fueron animando a los aguinalderos. Comieron hallacas, ricos “manjaretes”, dulce de lechosa y sonaron cohetes,
al amanecer, viejos y muchachos
se iban marchando… ¡estaban borrachos! De regalo dieron a la criaturita
un bonito cuatro y una maraquita,
por ahí él anda serenatas dando
la “busca ‘e niño” ya están preparando. Salud, esperanza, paz, felicidad
nos traiga por siempre nuestra Navidad, ¡Que el Niño Jesús nos dé bendiciones
y renazca el amor en los corazones!

Reinaldo Moncayo
Trujillo, 21 diciembre 2021

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